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jueves, 20 de agosto de 2015

Una visión de las primarias en el Frente Amplio a partir de la postulación de Verónika Mendoza

Geraldo Flores Suárez
(Publicado en https://escaramuzas.lamula.pe/2015/08/21/una-vision-de-las-primarias-en-el-frente-amplio-a-partir-de-la-postulacion-de-veronika-mendoza/floresgeraldo/)



La precandidatura de Verónika Mendoza ha generado una repercusión considerable en las redes sociales, que es adonde ha enfocado su primer mensaje como precandidata. Para el Frente Amplio (FA), el anuncio de la congresista nacida en Andahuaylillas, región Cuzco, parece haber sido una herramienta de visibilización y de difusión. En ese sentido, el FA podría haber establecido una “cabeza de puente” respecto del proceso de primarias que se van a realizar el 4 de octubre, proceso en el que Mendoza es una de los cuatro precandidatos, entre los que se encuentran Marco Arana, Martín Guerra y Luis Salgado. Por otro lado, en el ajedrez que han estado jugando las coaliciones de izquierda desde hace algunos meses, este “movimiento” resulta interesante porque parece haber llegado a sectores que no estaban muy enterados de en qué andaba la izquierda para las elecciones de 2016.


Laura Arroyo, en un interesanteartículo publicado hace unos días, analizaba los retos que le esperan a Verónika Mendoza en una eventual candidatura presidencial. En ese mismo texto, Arroyo coincidía con Steve Levitsky en el hecho de que las primarias no parecerían ser necesariamente un elemento de fortalecimiento democrático más allá del plano interno del FA. No obstante, esas primarias constituyen un sello de identidad; es un gesto político hacia adentro y también hacia fuera, porque constituyen un espacio de participación política ciudadana que no es común en el medio peruano. Puede ser un rasgo que, bien administrado y publicitado, puede constituir un capital social respecto de esa intelectualidad peruana que terminó apoyando a Ollanta Humala en el proceso de 2011. Ahora bien, el apoyo de ese grupo no pesa por el número de votantes que arrastra sino porque puede ayudar en la articulación de un programa que responda técnicamente a las necesidades del país.

Del mismo modo, las primarias pueden constituir un factor que atraiga a un grupo formado por gente joven que desconfía de la política pero que comulga con ideales progresistas. En ese sentido, sería necesario que una eventual candidatura de Mendoza sintonice con ese grupo poblacional por dos motivos: la necesidad de activistas estratégicos u operadores políticos que puedan responder asertivamente en distintos escenarios (el espacio público, el periodístico y el virtual) y el establecimiento de un puente con personas que estén interesadas o puedan interesarse en realizar una carrera política. Ese interés puede ser la motivación para un compromiso con la campaña y, sobre todo, con el grupo, porque es necesario mirar más allá del resultado. En un eventual gobierno fujimorista o alanista (cruzo los dedos), se hace necesario un grupo político opositor eficaz que esté presente en el Parlamento y en las calles. Desde el gobierno toledista, nos hemos encontrado con oposiciones que estaban desarticuladas, que figuraban por escándalos o que no sabían responder con criterio a medidas cuestionables. Eso no debería ocurrir en un mundo posible de esa naturaleza.

Las marchas generadas en el contexto de la ley “pulpín” evidencian, por ejemplo, que existe un grupo juvenil que puede intervenir en el espacio político pero que no ha sido convocado adecuadamente o que, incluso, desconfía de la política como tradicionalmente se la ha concebido. Tomando en cuenta que las marchas que menciono fueron generadas en un contexto autorreferencial, es decir, en una situación en la que las medidas afectaban directamente a esos jóvenes, la estrategia puede orientarse a comunicar a ese grupo que la participación política le puede resultar beneficiosa, porque les permite acceder a los espacios en los que se toman las decisiones que los afectan directamente. Esto se puede hacer sin olvidar que, en paralelo, se debe fomentar en ese grupo el servicio desinteresado hacia el otro. Esta formación es posible debido a que la política puede convertirse en un espacio de aprendizaje. En ese sentido, realizar primarias en un contexto como el actual puede resultar poco efectivo en este momento, en la situación que vivimos, pero puede convertirse en un elemento de referencia que puede ser señalado como una bandera de cohesión partidaria y/o gremial en el futuro cercano y en el lejano.

Por otro lado, Sebastián Ortiz, en el diario El Comercio, se pregunta si una eventual candidatura de Verónika Mendoza puede unir a la izquierda. Esa es una interrogante cuya resolución es incierta. Ortiz informa que Eduardo Dargent, profesor de Ciencia Política de la PUCP, opina que el candidato que obtenga mayor aprobación en las encuestas terminará subordinando al resto. Es una situación que resulta bastante probable. En las próximas semanas, el papel que desempeñe Únete por Otra Democracia, la otra coalición de izquierda, puede influir en el poder de acción con el que se realice una posible negociación. En el artículo de Ortiz, se informa de dos guiños políticos frente a una eventual candidatura de Mendoza que cuente con bastante apoyo: una proviene de Yehude Simon y otra de Sergio Tejada. Eso resulta significativo, porque, más allá de lo que ha generado la precandidatura de Verónika Mendoza, existe la intención de tender puentes.

Si eso se consolidara, es decir, si la izquierda se decide por una eventual candidatura conjunta, debe aprender a manejarse con prudencia y paciencia. Por un lado, tendría que asumir que comenzaría con un apoyo reducido en comparación de otros candidatos y que eso obliga a fijar de antemano estrategias efectivas para solucionar posibles discrepancias en campaña y en un eventual gobierno. Las puyas y altercados son lo primero que va a buscar la prensa interesada en cuestionar a un posible candidato o candidata de izquierda que obtenga un buen porcentaje de apoyo. Por otro lado, es necesario que se asuma que, en el grupo poblacional mayor de 30 años, todavía causa algún temor todo lo vinculado con la izquierda. Eso obliga a trabajar con cuidado y con mucho tino la visión de país que se pretende lograr y que el discurso utilizado sea fresco, innovador, dialogante, en suma, empático. No tenemos que convencernos a nosotros mismos, sea donde sea que estemos ubicados en el espectro de lo que se denomina izquierda, sino que se trata de convencer a aquellos que se sientan cercanos a un ideal de país cercano al nuestro. La tarea “desde el lado del corazón” ha comenzado. 

domingo, 1 de enero de 2012

La herencia de la modernidad en los procesos sociales contemporáneos de La Oroya y su repercusión en la vida estudiantil


Geraldo Flores Suárez (discurso dado en representación de la promotoría de la I.E.P. "San Gaspar" de La Oroya y leído en la ceremonia de egreso de la promoción 'Karol Wojtyla'- 2011) 

Quería comenzar esta breve alocución o intervención citando el párrafo con el que Marshall Berman inicia un libro que describe la experiencia de la modernidad a través de la filosofía y la literatura. La cita es la siguiente:

Hay una forma de experiencia vital ―la experiencia del tiempo y del espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y de los peligros de la vida― que comparten hoy los hombres y mujeres de todo el mundo de hoy. Llamaré a ese conjunto de experiencias la «modernidad». Ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegría, transformación de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos. Las experiencias y los entornos modernos atraviesan todas las fronteras de la geografía y la etnia, de la clase y de la nacionalidad, de la religión y de la ideología: se puede decir que en este sentido la modernidad une a toda la humanidad. Pero es una unidad paradójica, la unidad de la desunión: nos arroja a todos en una vorágine de perpetua desintegración y renovación, de lucha y contradicción, de ambigüedad y angustia. Ser modernos es formar parte de un universo en el que, como dijo Marx, «todo lo sólido se desvanece en el aire». (Berman, 1) [1]

Este fragmento nos muestra la experiencia de la modernidad y del continuo cambio. En esa medida, es una reflexión sobre la constante búsqueda de respuestas de los individuos en una sociedad condicionada por lo inconstante. Encontrar esas respuestas, esos caminos, no era tarea sencilla en el mundo moderno y tampoco lo es en el contemporáneo o posmoderno, como algunos lo llaman. Somos producto de una humanidad que se ha encontrado ante dudas, que ha visto como todo aquello que consideraba estable, “sólido”, ha ido desapareciendo y ha dado paso a nuevas formas de vida, nuevas creencias, nuevas perspectivas. En sus clases sobre filosofía, historia, geopolítica, economía, literatura, etc. deben haber sido testigos del impacto que ocasionaron en el mundo del individuo moderno el predominio de la razón por sobre otras creencias y las consecuencias generadas por el auge de una producción industrial sistematizada y acumulativa. Estas características del mundo occidental de fines del siglo XIX se han mantenido vigentes hasta la actualidad con ciertas reconsideraciones. Son estos mismos rasgos los que están vinculados con la ciudad en la que ustedes y yo hemos vivido, en la que hemos estudiado, trabajado, enseñado, soñado, etc. La Oroya forma parte de ese mundo en constante cambio, en constante movimiento.

Han sido mucho los cambios socioeconómicos que ha atravesado la ciudad de La Oroya, pero tal vez uno de los que mayor impacto ha causado ha sido el proceso de privatización de Centromin Perú. Este proceso implicó una modificación estructural de la ciudad, debido a las cambios administrativos realizados para preparar a la empresa estatal para su venta. De esta manera, fuimos testigos de ceses colectivos o retiros voluntarios de trabajadores que generaron que familias enteras emigren hacia otras ciudades para conseguir otros medios de sustento. Del mismo modo, vimos cómo iban siendo demolidos campamentos que habían sido parte de la historia personal de muchos de los pobladores de la ciudad. Asimismo, nos vimos obligados a atendernos en otros centros de atención de la salud, ya que los de la empresa fueron desactivados o se disminuyó su capacidad de cobertura. A su vez, una parte de los estudiantes escolares pasó a estudiar en espacios educativos bajo administración del Ministerio de Educación luego de varios años de haber formado parte del sistema fiscalizado de Centromin Perú. Esto implicó, además del cambio de administración de estos centros educativos, el cierre de algunos otros. Algunos estudiantes vimos cómo el lugar en el que habíamos adquirido tantos conocimientos, al que habíamos aprendido a querer y al que volvíamos después de cada vacación, de pronto, cerraba sus puertas y se convertía en el ejemplo perfecto de la vorágine de los cambios de la modernidad, en la aplicación concreta de lo sólido desvanecido en aire. En mi experiencia personal, esta transformación del colegio en el que comencé a formarme y que hoy no existe más me significa aún un recuerdo nostálgico de un lugar que hoy solo existe en los recuerdos de la infancia, pero que es, al mismo tiempo, una huella formativa indeleble.

A ustedes, flamantes egresados de secundaria, les ha tocado también vivir tiempos difíciles durante la escolaridad. Han sido testigos, durante casi toda su etapa formativa, de tensiones socioeconómicas que se han presentado en esta ciudad. Han visto renacer el temor por lo que podría pasarle a La Oroya si las plantas metalúrgicas dejaran de funcionar definitivamente. Han vivido las preocupaciones generadas por este temor y han tenido que lidiar con eso desde la perspectiva del que todavía no tiene la edad suficiente para la búsqueda de soluciones por sí mismo. Lidiar con esa preocupación y esa tensión es difícil y, al mismo tiempo, es aleccionador, porque nos enseña a valorar lo poco que puedan obtener los que se encargan de nuestra formación; nos enseña a entender los sacrificios que tienen que afrontar para que, como estudiantes, podamos cumplir con nuestras expectativas.

Ustedes ya están recorriendo un camino que ha supuesto alegrías, esfuerzo, constancia, deseos de aprender, pero también algunas desazones, preocupaciones y estrés. Al igual que la sociedad, ustedes también han atravesado cambios y han vivido situaciones conflictivas. Este recorrido por la vida siempre los va a retar, los va a enfrentar a situaciones de presión. Sin embargo, en ese camino no van a estar solos. Nuestra vida de estudiantes queda marcada por la labor de cada uno de aquellos que intervinieron en la construcción de nuestro saber académico y de nuestra personalidad, Cada problema o inconveniente los hará pensar en soluciones que tienen mucho que ver con las respuestas que en algún momento nos brindaron nuestros profesores. Frente a esa situación conflictiva, validarán esas soluciones, las entenderán y, también, a veces, las cuestionarán. Eso no es negativo, porque su formación no acaba hoy. Su formación como ciudadanos, como personas comprometidas con ideales que pueden transformar las injusticias sociales, va a continuar.

El paso siguiente es la continuación de la formación académica. Estamos acostumbrados a pensar que es la universidad el camino ideal para todos, pero no necesariamente esto es así. El mundo académico no debe hacernos perder de vista que existe un mundo artístico o uno deportivo. Deben darse el trabajo de explorar aquello que les interese y que los comprometa con un esfuerzo constante. No es sencilla la tarea del compromiso, pues, así como deben sentirse en la libertad de optar por un camino que los haga sentir realizados con lo que hacen, también deben asumir los sacrificios que esto va costar. No es constructivo rendirse en los primeros intentos no logrados, tampoco es necesario empecinarse en una opción que parezca inalcanzable. Lo que es necesario es encontrar el camino con cuatro herramientas clave: interés, constancia, sencillez para aceptar los propios límites y esfuerzo.

Marshall Berman, el autor de la cita inicial, usó la frase “todo lo sólido se desvanece en el aire” para titular su libro y explicar así la experiencia de lo inconstante en la modernidad. Contra lo que pudiera pensarse no es una frase trágica; solo nos indica que el cambio está presente en todas nuestras vidas, que atravesamos situaciones que nos cuestionan. Sin embargo, también debemos tomar en cuenta que hay una huella formativa indeleble que heredamos de nuestros padres y de nuestra etapa escolar. Es esa huella la que vivirá en ustedes a partir de ahora, los acompañará a lo largo de su vida. Y si bien lo sólido, lo construido, se puede desvanecer, siempre se puede volver a construir con las herramientas que sus padres y este colegio les han brindado.
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[1]Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad. Buenos Aires: Siglo XXI, p. 1.