miércoles, 25 de febrero de 2009

Un día de Pachamanca

Una vez, cuando era niño, papá Apolonio y mamá Adriana (que a la sazón son mis abuelos) me dijeron que debía aprender a pircar el horno para la pachamanca, pero este aprendizaje no era tan abrupto; es decir, lo que tenía que hacer era pircar el famoso "horno de los niños"; entonces, con algo de retraso, pues los mayores ya habían elaborado su horno hacia rato, los niños con la ayuda del tío César (que normalmente era el que asumía el papel de guía) nos poníamos a pircar.

Sin embargo, la tarea no era nada sencilla; teníamos que ubicar piedras que no reventaran y que, en mitad del calentamiento del horno, no fregaran la delicada construcción que se hacía con cada una de las piedrecillas que encontrábamos; bueno, después teníamos que conseguir pedazos de leña o madera para poder mantener el fuego del pequeño horno. Esta labor "normalmente" debía ser asumida por los niños; las niñas debían estar en la cocina preparando las humitas, sazonando la carne y viendo todo lo culinario; no obstante, en estos tiempos de igualdad y de feminismo, era muy natural que a las niñas no les interesase para nada cocinar o elaborar lo que debía ir en la pachamanca, sino que al igual que los niños les interesase más la elaboración del horno y el mantenimiento del fuego que debía calentar las dichosas piedras.

Todo iba bien hasta que nos aburríamos de esperar que todo estuviese listo; esto solo ocurría cuando las piedras comenzaban a "blanquear", para lo cual pasaban algunas horas; esto era muy importante para papá Apolonio, pues indicaba que las piedras ya estaban listas; el paso siguiente era apagar el fuego y, con guantes, ir quitando las piedras. Me olvidé de decir que el horno se construye sobre un agujero previamente excavado y que toda la leña se pone ahí. Pues bien, una vez que se quitaban las piedras de encima se colocaban las piedras de la base en el fondo del agujero, pues ahí iban a ir las papas (cualquiera que haya visto cómo se abre una pachamanca puede dar fe de lo ricas que son las papas que se han adherido a la piedra y que están crocantes por la cocción); luego, se colocaban otras piedras para poner después las humitas; todo aquel que sabe de pachamancas me preguntará: "¿Y la carne?"; como ya dije que era un horno de "niños" lo más natural es que no vaya carne, aunque, en algunas ocasiones sí hubo, pero fueron pocas; como adivinarán se ponía más piedras y luego se colocaban las habas. El siguiente paso es un poco oscuro porque no recuerdo la hierba con la que cubríamos a las habas; lo que sí recuerdo es que luego colocábamos unas telas y papel craft. Por último, se cubría con tierra y se esperaba una hora y media o dos.

Cuando se descubría, el olor era sumamente agradable; ya con ese olor uno se imaginaba comiendo la pachamanca; bueno, de nuevo con los guantes, uno tenía que ir sacando las piedras e ir poniendo las habas, las humitas, las papas y la carne (si la había) en las ollas y canastas respectivas. En el proceso, uno probaba las humitas tipo galleta que quedaban impregnadas en las piedras o las papas de las que ya hablé. Este era un aperitivo mientras esperábamos el resultado del horno más grande donde estaban las carnes de carnero, vaca, pollo, cuy y conejo (sí ya sé que los activistas por los animales no deben estar muy contentos ahorita, pero me gusta la carne y no pienso cambiar eso).

Bueno, ese era el fin de la "pachamanca de los niños". La de los adultos implicaba más trabajo, dedicación, esfuerzo, etc.. Por lo tanto, agradezco a mis abuelos, a mis tíos, a mis papás, a mis hermanos y a mis primos por esos maravillosos días en los que nos dedicábamos a realizar toda una actividad familiar para comer algo rico y agradable, y para pasar un buen rato en compañía de todos los que quería, porque el momento de comer era un compartir en el que había narraciones, bromas, anécdotas que nunca voy a olvidar. Gracias por esos momentos.

2 comentarios:

  1. Suena bastante bueno, ya me dio hambre...
    cuánta gente comía tanta comida??? creo que nunca he comido una pachamanca con tantos ingredientes, aunque una de las cosas imprescindibles son las habitas, no?

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  2. Ja dependía; eramos un familión la verdad; no sé el número exacto pero debíamos ser en promedio unos 20 a 25 personas. Las pachamancas, dependiendo de la zona, llevan algunos ingredientes y dejan de llevar otros, así que depende del estilo que hayas probado; por ejemplo, en Junín, solo lleva papas y carne.

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